domingo, 17 de mayo de 2009

Nunca lo vistes

Nunca te dije qué, me aferraba a la amistad porque por nada del mundo te quería perder.
Nunca pronuncié un te quiero falso en silencio o en voz alta, nunca, nunca sabías lo doloroso que resultaba que me hablarás de ella…
Nunca podrás entender que llegó un momento que aprendí a quererte como tú deseabas sin posesión y sin esperar nada, sin esperar un te quiero, sin esperarte a ti.
Nunca te dije qué, las lágrimas derramadas por ti, me costaron aprender que la voluntad se quiebra, que el tiempo camina más despacio, que tus palabras se convertían a veces en juegos, y se me escapaban de la realidad.
Nunca te dije qué, en nuestro último encuentro me dolió que no me aceptaras como mujer, no te dije que supe que te iba a perder, que sabía que tú me perderías a mí.
No te dije el daño que causaba leer tus letras para ella…, y fingir que no me importaba que no fueras capaz de abrir tu corazón, y escribirme a mí unas letras.
Nunca te dije lo doloroso que fue después de entregarte mis miedos, mi mundo, mi piel y mi ternura, empezar a ver tu alejamiento en la distancia.
Nunca te dije lo que duele después de eso, comprobar que no hacías nada por verme de nuevo. No te dije que a veces he creído que jugabas a que el tiempo hiciera para tú, no hacer nada.
No te dije que incluso ahora me duele que un mensaje con respuesta, me diga “Ánimo” cuando hablas de olvidar, no te he dicho que no me duele recordarte, sólo duele que no hayas sabido retenerme.
No te he dicho que me ha resultado fácil no recordarte.
Si te dije, pero no entendiste que además de ser un gran corazón como siempre decías tú, soy mujer con el deseo encendido si la alientan.
No te dije o quizás sí, que no se juega con el deseo, porque duele y deja unas huellas que te obligan a olvidar.

No te dije lo que dolía lo que no decías.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nada, soy un MeKetReFe que ha encontrado en tus letras las que ha esperado leer toda una vida. Muchos, cuando no todos, hemos pasado por esos momentos en los que debimos hablar, y no lo hicimos. Cuando el miedo nos muestra su peor faceta, que es nuestro silencio.
Me siento muy identificado, también he tenido que esconder sentimientos tras la sonriente cara de un simple amigo, también he llorado y he sufrido, y he tenido que mirar atrás para pensar que fue lo que hice mal o para culparme por aquello que directamente no hice...
Escribes con el corazón, y eso se nota. No existe mayor belleza que esa.
Un saludo